Durante la persecución de más de 14.000 millas que protagonizaron la flota francoespañola, al mando de Villeneuve, y la británica, comandada por el almirante Nelson, quedó en evidencia que los ingleses fueron siempre mucho más rápidos. En la primera travesía del Atlántico, Nelson quedó bloqueado por los vientos de poniente en el estrecho de Gibraltar durante tres semanas; mientras, la flota francoespañola estaba en mitad del Atlántico. Villeneuve arribó a Martinica el 14 de mayo, tres días después de que Nelson hubiera podido cruzar el estrcho de Gibraltar. El 4 de junio Nelson arribó a Barbados, tras una travesía de 24 días, 10 menos que Villeneuve. De no haber sido por las tres semanas de retraso, Nelson hubiera llegado antes al Caribe sorprendiendo a la flota combinada. A la vuelta, Villeneuve empleó 42 días en navegar desde la Martinica a Finisterre. Nelson empleó siete días menos en recorrer una distancia similar.
Varias son las razones de la lentitud de los barcos de la flota combinada francoespañola. En primer lugar era patente la deficiente preparación de sus tripulaciones, a lo que se añadía el cansancio de los marinos, por lo que las maniobras eran lentas e ineficaces y los oficiales iban reduciendo paulatinamente el velamen en las largas travesías para evitar maniobras apresuradas ante loa súbitos cambios meteorológicos. Estos problemas afectaban a las operaciones de mantenimiento básicas, y la limpieza de la obra viva de algas e incrustaciones de caracolillo se iba posponiendo. Según los diarios de a bordo de los oficiales franceses, algunos de los navíos de la flota que partió de Tolón pasaron más de un año sin mantenimiento, lo que significaba que al llegar a Finisterre, después de su largo periplo por el Caribe, las obras vivas estaban cubiertas de algas de más de un palmo de longitud, lo que suponía una resistencia al avance capaz de reducir la velocidad de un navío en más de un 30%. Por otra parte, los barcos franceses eran por lo general más lentos que los ingleses. Algunos oficiales españoles así lo señalaron en sus diarios de a bordo y, como que las travesías se hacían en convoy, la velocidad la marcaba el más lento, que solía ser un barco francés que avanzaba a duras penas a 3 nudos con viento favorable. Por el contrario, los ingleses eran capaces de navegar a una velocidad de crucero de 4 a 5 nidos, como habían demostrado en aguas del Mediterráneo durante la persecución a la flota de Bonaparte antes de la batalla del Nilo. Nelson daba mucha importancia a la velocidad en la navegación y entrenaba a su tripulación para mejorarla.
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