Alzado de un mercante griego del siglo VII a.C. El modelo representado mide, en total, unos 24 m de eslora.
Las naves mercantes que intervinieron en la actividad comercial de la gran expansión griega fueron una evolución de las egipcias y fenicias. De las egipcias heredaron la forma general del casco, con las curvaturas de las rodas de proa y popa y la vela cuadrada, con unos brioles casi idénticos. Los brioles son los cabos que, insertos en la vela, permiten cargarla y aferrarla en la verga; su adopción supuso un avance significativo en la época. De las naves fenicias conservaron la disposición de los interiores para la estiba, aunque, según los expertos, hubo muy diferentes disposiciones. También hay discrepancias sobre la existencia de la quilla y de las cuadernas; los hay que sostienen que debía haberlas forzosamente por una simple cuestión de resistencia, ya que estos barcos, en sus inicios, solían varar en las playas de las colonias, por lo que precisaban de una sólida estructura para no deformarse de forma irreversible al ser cargados al máximo. Por otro lado, en la misma época, las galeras de guerra griegas poseían una sólida estructura de costillaje y de quilla, por lo que parece lógico suponer que las embarcaciones mercantes también disponían de ella. El casco estaba calafateado con betún para garantizar su estanqueidad.
Estos mercantes eran veleros casi puros, ya que sólo utilizaban unos pocos remos para atracar y zarpar. Se ganaba mucho espacio para la carga al suprimir las grandes bancadas que precisaban los remos. El palo estaba dispuesto en el centro del casco y el barco se gobernaba mediante las típicas espadillas a popa. No eran embarcaciones muy rápidas, a tenor de sus formas más capaces que estilizadas, pero sí bastante marineras, y aguantaban perfectamente las duras condiciones de la navegación de altura.
Características aproximadas
Eslora total: de 15 a 24 m.
Esora de flotación: de 12 a 17 m.
Manga: de 3,5 a 5 m.
Calado: de 1,7 a 2,5 m.
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