La batalla del Nilo se libró fundamentalmente entre navíos de 74 cañones. Esta clase de barco llegó a su apogeo desde que, unos cincuenta años antes, los ingleses los desarrollaran como una evolución de los 70 cañones. Los "74 cañones" permitieron aumentar el armamento artillero conservando tan sólo dos cubiertas y, por consiguiente, obteniendo un buen comportamiento marinero y una velocidad superior a cualquier navío de desplazamiento similar. Denominados muchas veces "74" constituían a finales del siglo XVIII la base de las Armadas de las principales potencias navales. La flota inglesa en el Mediterráneo estaba formada casi únicamente por navíos de 74 cañones, como los que utilizó Nelson en Abukir. Los franceses tenían fondeados nueve navíos de 74 cañones, dos de 80 y uno de 120, el Orient, comandado por Brueys. Los "74 cañones" embarcaban 28 cañones de 32 libras en la cubierta principal. En la cubierta superior se colocaban 28 cañones de 18 libras y 18 piezas de 9 libras, cuatro de las cuales eran cañones de los denominados "largos", especialmente apropiados para disparos de caza y precisión. En la batalla del Nilo todos los buques llevaban carronadas y piezas ligeras de 12 libras en la cubierta superior y en la toldilla. Las piezas de la toldilla y de la cubierta exterior se usaban en las distancias cortas. Era especialmente devastadora la carronada que disparaba balas enormes de hasta 20 kilogramos, capaz de provocar agujeros en los cascos más sólidos.
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